lunes, 12 de abril de 2010



No llores,amor mío,
No se nublen tus ojos,
Que voy a andar ligera a tus pies enredada
Y no podrás seguirme cuando llegue a tu pecho.
Aguárdame en la sombra al final de los árboles.
Extenderé las alas y volaré hacia ti.
Penetraré lo oscuro,
Reclamaré del bosque la humedad de tu tronco
Y ya no habrá enemigos pendientes de tu espalda.
Tienes que estar atento,
Que cuando emprenda el vuelo tendremos el instante,
El fulgor de las alas,
Y luego vendrá el vértigo del amor más brutal.
Vendrá un crujir de plumas,
La sangre,como almíbar,
Y el grito,ya inhumano,
De la muerte más dulce que hayas imaginado,
entonces,sera la felicidad plena.

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